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Cómo crear en casa una zona de aprendizaje basada en el método Montessori
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El método Montessori se caracteriza por proveer un ambiente preparado para el desarrollo de los niños, que propicia la libre elección y prolongados períodos de concentración sin interrupciones.
El ambiente basado en este método promueve la independencia del niño en la exploración y el proceso de aprendizaje. La libertad y la autodisciplina hacen posible que cada uno encuentre actividades que dan respuesta a sus necesidades evolutivas, algo idóneo, por ejemplo, para los menores con altas capacidades (AACC). El espacio debería ser amplio y abierto, ordenado, estético, simple, donde cada elemento tiene su razón de ser en el desarrollo del niño. Hacer de un espacio un ambiente de aprendizaje Montessori es más sencillo de lo que imaginas. No necesitas elementos complicados, basta con que los niños consigan tenerlos al alcance de la mano y que les llamen la atención. Así les será más fácil experimentar, que es la base de la asimilación de contenidos. Aquí te ofrecemos unas pautas para reconvertir cualquier rincón de tu casa y así estimular el desarrollo integral de tus hijos.
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Espacios sin recargar y con elementos a la altura del niño - Fuente: appie
1. Colores y mobiliario
Olvídate de las habitaciones recargadas, llenas de mobiliario, decoración y juguetes. Este método educativo requiere contados componentes y deben ser funcionales para el niño. Pocos para evitar las constantes distracciones. Y funcionales para que vaya mejorando sus destrezas y habilidades por sí mismo, sin necesidad de la intervención constante de los adultos. Un espacio Montessori es sencillo y el conjunto desprende calma y se construye a la medida de los niños, con estanterías, mesas y sillas bajas, con el objetivo de que este marque su ritmo, eligiendo lo que quiera usar.
Empieza por crear un ambiente relajado con paredes en tonos neutros y pasteles. Si quieres cubrir la parte del suelo hazlo con colchonetas con fundas que se puedan lavar cómodamente o con alfombras de tejidos naturales fáciles de limpiar. Para los muebles, opta por acabados naturales, sin lacados ni barnices. Los niños, en especial los más pequeños, son muy propensos a chupar y morder todo lo que tienen a su alrededor.
Libertad de movimiento y elección - Fuente: rainandpine
2. Cambia la cuna por una cama baja
Aunque a priori te pueda parecer una locura, una cama baja mejorará la autonomía del niño y su seguridad. Al estar a ras de suelo no tendrás que preocuparte por los golpes nocturnos o porque quiera escapar de la cuna saltando los barrotes cuando tú no estás. Además, este tipo de camas fomentan que sea él quién decide en qué momento está cansado y quiere echar una cabezadita. De este modo, reconoce su zona de descanso y puede acostarse solo sin necesidad de pedirlo.
Para iniciar a tu hijo en el sueño puedes utilizar una cama baja sin más o añadir una estructura de madera, como la de la imagen, que puedes hacer tú mismo si se te da bien el bricolaje. Tu hijo se sentirá "en su casa", en un espacio propio y seguro.
Preparado para elegir y ordenar - Fuente: lovevery
3. Todo a su altura
Haz que todo el mobiliario esté a su altura. Desde la cama a ras de suelo, a las estanterías. Busca muebles bajos, pueden dejar todo a la vista o tener cajones, dependiendo de la edad, donde mantener ordenados los juguetes. También son muy útiles las cajas y los cestos de materiales naturales. Así, serán ellos los que decidan con qué quieren jugar en cada momento, sin necesidad de que tengas que orientarlos o condicionarlos. Además, este sistema también te ayudará a mantener el orden en la habitación. Igual que son ellos quienes deciden qué coger, podrás ir enseñándoles que también deben recoger. Aplícalo no solo con los juguetes o los libros, sino también en una pequeña zona de vestidor adaptada. Sirve desde un perchero colgado en la pared a su altura, para que deje la chaqueta o la ropa de calle, a un burro de ropa infantil donde tener algunas prendas y fomentar la autonomía del niño a la hora de vestirse.
Preparar el espacio con elementos seguros - Fuente: pinterest
4. Seguridad
Por supuesto, lo primero es la seguridad. Más aún cuando se trata de un espacio en el que todo está al alcance de sus manos. Como en el resto de habitaciones a las que accedan los niños, no olvides proteger los enchufes. Y cuidado con los cables de lámparas o elementos decorativos, ya que podría tirar de ellos y crear una situación de peligro.
Ten precaución con las puertas y las ventanas, ya que es fundamental que no puedan manipularlas. Y asegúrate de que todos los muebles de la estancia estén bien fijados para que no se muevan o se caigan cuando el niño se apoye o trate de alcanzar algo.
Si vas a añadir un espejo a la habitación, muy útil en el caso de los bebés, asegúrate de que sea irrompible y que esté bien sujeto.
Dividir el espacio en zonas crea diversidad y favorece el orden. Fuente: fridabemighty & joliplace
5. Zonas de experimentación
Divide la habitación en espacios diferenciados: un área de descanso, una creativa, una de juegos y otra, por ejemplo, para la lectura. Todo dependerá de las dimensiones y de tus necesidades.
Busca un lugar con buena iluminación para crear el rincón artístico. Necesitarás una mesa y sillas a la altura del niño. También algún recurso para tener ordenado todo el material que necesitan. Para eso es útil hacerte con un mueble bajo o colocar unos estantes. Además, puedes colgar los materiales de la pared. Aquí resultan elementos apropiados, asimismo, las pizarras o los rollos de papel continuo sobre los que pintar o hacer manualidades.
Fomenta la lectura creando una zona confortable con almohadones y colchonetas donde el pequeño pueda sentarse a mirar o leer sus cuentos favoritos. Para que sea él quien elija, lo mejor es tener los libros visibles y ordenados a la altura de sus manos. Así podrá saltar de uno a otro cuando le apetezca.
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