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Han pasado ocho meses desde que los centros educativos del país cerraron sus puertas de manera inesperada debido al grave panorama sanitario del COVID 19. Este momento supuso el inicio de un periodo de incertidumbre para la comunidad educativa y planteó una serie de retos a la hora de adaptarse a la nueva situación.
El Colegio Balder, una escuela emocionalmente inteligente situada en el municipio madrileño de Las Rozas, fue capaz de adaptarse con rapidez y eficacia a las circunstancias gracias al esfuerzo y capacidad de reinvención de todo el personal del centro.
"Sin emoción no hay aprendizaje"
En septiembre y tras un verano de preparación, el centro volvía a iniciar su actividad presencial y los alumnos retomaron sus clases habituales, aunque de manera escalonada y preparados para cualquier escenario. Desde entonces, el curso ha podido continuar bajo la puesta en marcha de unas normas para garantizar la seguridad de todos los miembros del colegio: pruebas serológicas, limpieza y desinfección diaria de aulas e instalaciones, ventilación constante y distancia de seguridad, y reorganización de espacios comunes como el comedor, polideportivo y patios.
Y es que, como recalcan desde el centro, se encuentran ante una situación de duelo en la que profesores y alumnos experimentan la pérdida de la realidad conocida ¿cómo era la escuela a la que acudían antes? Por eso en Balder destinan todos los medios para asegurarse de que se sientan respaldados y refuercen una serie de valores necesarios ante los cambios y los momentos vitales complicados.
La tecnología juega un papel protagonista
En Secundaria, todos los alumnos disponen ya de su propio Chromebook, una medida que el centro tomó antes de la pandemia y que ha supuesto muchas ventajas, al ser un dispositivo resistente y adaptado a las necesidades actuales. En cambio, los estudiantes de Bachillerato utilizan MAC desde hace algunos cursos. Por otro lado, el colegio Balder ha adquirido una serie de Webcams, permitiendo a los alumnos confinados en casa seguir las clases, y a los profesores en la misma situación poder impartirlas. Estas cámaras se han repartido por todo el colegio y han posibilitado las clases online y las denominadas clases híbridas. También se ha dotado al profesorado de micrófonos inalámbricos para que puedan desplazarse por el aula sin que el alumno que esté en casa deje de escucharle.
Todas estas incorporaciones tecnológicas no solo han sido útiles para enfrentar la situación, también han puesto de manifiesto las capacidades adaptativas del personal y las competencias digitales previas de los alumnos. Esto ha posibilitado la búsqueda de nuevas vías de exploración: aprendizaje por proyectos, estrategias de gamificación aplicadas a diferentes asignaturas y una amplitud de ideas surgidas gracias a la creatividad de todo el equipo (docente y alumnado) y a la metodología de innovación pedagógica habitual del centro.
La vida sigue y en el colegio Balder continúan adaptándose a los actuales y posibles escenarios. Pero no cabe duda de que quienes mejor asimilan todos los cambios son los alumnos. Ellos son los verdaderos protagonistas y los que día a día, ofrecen lecciones de superación y muchos motivos para continuar aprendiendo a su lado pues de ellos, niños y adolescentes, hay mucho que aprender.
info@colegiobalder.com
91.630.32.32
Calle Sierra Morena, 41, 28290 Las Rozas de Madrid, Madrid