hábitos saludables
Beneficios de involucrar a los niños en la preparación de las comidas
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Intentar que nuestros hijos mantengan una dieta sana y equilibrada es una de las misiones más importantes que tenemos como padres. Pero hay muchos niños que rechazan determinadas comidas o no quieren probar alimentos nuevos. Una de las pautas que recomiendan los nutricionistas es animar a los menores a participar en el proceso. Desde la compra semanal en el supermercado, la elaboración de los platos en la cocina y, por supuesto, hasta su disfrute en la mesa.
La responsabilidad de la alimentación de los niños recae en la familia. Pero se suele repartir con los centros educativos en el caso de los que comen allí los días lectivos. Así pues, ambos tienen una gran influencia en los hábitos que adquieren desde pequeños; tal y como se refleja en el artículo Consejos para comedores escolares y las familias, de la Generalitat de Catalunya.
Todo es importante, “desde el tipo y la cantidad de alimentos que se ofrecen hasta la actitud y las relaciones en torno a la comida, pasando por los consejos o las recomendaciones que hacen los adultos”, explican. Consideran, además, que es particularmente trascendental “el modelo o ejemplo que se ofrece”. Como en otros muchos aspectos de la vida, los menores aprenden de lo que ven.
Objetivo: una dieta variada y equilibrada
Conseguir que sigan las directrices que marca la pirámide alimentaria es, a menudo, una tarea complicada. A veces rechazan algunos de los productos más recomendados, como las verduras o el pescado, simplemente por el olor o el color. Incluso es posible que no les guste casi ninguno. Pero si convertimos a nuestros hijos en una parte de la ecuación, será más fácil que vayan aceptándolos.
Involucrarlos en la elaboración de las comidas entre semana puede ser complicado. Por nuestros horarios laborales y porque buena parte de los niños se quedan en el comedor del colegio. Pero resultará mucho más factible intentarlo en las comidas y cenas de los fines de semana. La ventaja en estos casos es que disfrutamos de más tiempo y el ambiente es más relajado.
Que el ambiente que rodea a la comida sea bueno es fundamental para que nuestros hijos se sientan cómodos y quieran probar alimentos y platos diferentes. A continuación, os ofrecemos una guía para que sea un éxito el hacerles partícipes del proceso de compra y preparación de los menús.
Claves para que colaboren con ganas en la cocina
Dar ejemplo de una dieta saludable en casa | Fuente: Canva
1. Dar ejemplo
El primer consejo para los padres es que sean un buen ejemplo para sus hijos en cuanto hábitos saludables en la dieta. Como hemos visto, los niños aprenden por imitación. Si ven que nosotros no probamos o rechazamos ciertos alimentos, pensarán que tienen algo malo y que es mejor no comerlos.
Comida en familia | Fuente: Canva
2. El ambiente propicio
Además, el momento de la comida o la cena debe ser un rato agradable. Una ocasión para apreciar los sabores y para charlar. Para comentar qué tal le ha ido a cada miembro de la familia. Por eso, lo mejor es que lo disfrutemos sin televisión. Y, por supuesto, dejando a un lado la tablet o el móvil.
Recetas sencillas que los niños puedan hacer | Funete: Canva
3. Buscar recetas sencillas
Si nuestros hijos son seguidores de algún programa de cocina, particularmente si en él participan niños, aprovechémoslo. Ese interés será un gancho para animarlos a hacer sus primeros pinitos como chefs. Lo mejor es pensar en recetas sencillas que podamos preparar juntos. Su complicación, en cualquier caso, la determinará la edad del menor.
Estas son algunas sugerencias: Algún entrante que se prepare en frío y que lleve alimentos saludables. Por ejemplo, unos canapés o unas tartaletas que incluyan hortalizas frescas en los que podrán colaborar untando unas tostas o introduciendo el relleno. También podemos recurrir a platos con verduras pensados para niños antiverduras, o enseñarles recetas muy básicas como la tortilla francesa, la ensalada de pasta o la clásica campera.
Además, es una oportunidad para mostrarles que podemos elegir formas de cocción más sanas, alternativas saludables a los rebozados y fritos clásicos.
Ir a la compra en familia | Fuente: Canva
4. Ir a la compra en familia
El siguiente paso es sentarnos con ellos y apuntar en la lista de la compra los productos que necesitaremos para el plato elegido y la cantidad. Les ayudará a ir familiarizándose con los alimentos y con la receta. Si nuestros hijos nos acompañan y nos ayudan a buscar esos ingredientes, irán aprendiendo a identificarlos y se sentirán más responsables. Dejémosles que elijan las verduras y las frutas que necesitamos. De paso, podemos ir explicándoles las propiedades que poseen y por qué son buenas para ellos.
También es una estupenda ocasión para ir enseñándoles a leer las etiquetas de los alimentos. Así, poco a poco dispondrán de más herramientas sobre nutrición, y llegarán a saber qué componentes son beneficiosos y cuáles resultan perjudiciales para la salud.
Utensilios de cocina | Fuente: Canva
5. Enseñarles a manipular los utensilios
Es evidente que, cuando son muy pequeños, hay utensilios que no deben manejar, como los cuchillos. Y tenemos que dejarles claro qué les está permitido hacer en la cocina y qué no. Pero hay muchas otras maneras de participar. Por ejemplo, reuniendo los ingredientes y pesándolos. También pueden leer la receta, cuando ya se hayan iniciado en la lectura. Y añadir las especias y otros condimentos y hacer mezclas. O dar forma a ciertas preparaciones, como las albóndigas, las croquetas o las masas. Entre tanto, les iremos contando cuál es la función de cada utensilio, desde una espátula a una olla o una sartén.
A medida que se van haciendo mayores, hay que instruirles en el manejo seguro de los cuchillos para evitar cualquier riesgo. Asimismo, deben conocer los peligros del fuego y del calor de las placas. Y aprender a utilizar la vitrocerámica, el microondas y el horno con seguridad. En general, tenemos que concienciarles de que en la cocina siempre hay que ser muy cauto.
Probar nuevos sabores y texturas | Fuente: Canva
6. Abrirles a nuevos sabores y texturas
Cuando los niños manipulan los alimentos directamente con sus manos, empiezan a conocer y a diferenciar las distintas texturas. Además, des cubren nuevos sabores que ellos mismos han creado. Así pues, el mero hecho de participar activamente en el proceso de elaboración de las comidas los animará a ampliar su gama de productos y preparaciones.
Procura también que cuiden la presentación de los platos. Ya sabemos que la comida entra por los ojos. Y esta máxima es igualmente válida para los niños. Eso les hará, además, sentirse orgullosos de lo bien que les ha quedado.
Todas estas acciones contribuirán a que se alimenten bien y terminen amando la buena mesa. Nos referimos a esa que nos ofrece nuestra excelente dieta mediterránea, rica y variada. Merece la pena intentarlo.
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