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Padres y madres compartimos, en general, el deseo de que nuestros hijos se conviertan en lectores. Sabemos que el libro es instrumento de cultura, herramienta de éxito académico y fuente de creatividad y experiencias vitales. Pero… ¿qué podemos hacer para contribuir a la construcción de nuestro pequeño gran lector?
Es muy importante que los niños adquieran este hábito desde pequeños y para inculcárselo, hay infinidad de alternativas que podemos llevar a cabo. Desde crear rincones atractivos para la lectura hasta apostar por audio cuentos, pasando por una adecuada selección de las obras.
1. Beneficios de la lectura
La lectura es una de las habilidades más importantes para desenvolverse en el mundo: esta permite comprender instrucciones, buscar información y entender mensajes. Saber leer nos facilita la interacción con los demás y con todo lo que nos rodea.
Los relatos nos presentan experiencias vitales que de otro modo no alcanzaremos (¿quién podrá si no, conversar con el Principito de Exupéry?). Son estas historias las que nos acostumbran a ponernos en la piel de otro (¿cómo no alegrarse cuando el zapatito de cristal encaja en el pie de Cenicienta…?).
Pero persiste una pregunta para la que no siempre tenemos respuesta: ¿cómo hacer de nuestros hijos buenos lectores?
2. Hijos lectores
En realidad, hay una fórmula infalible: leer, leer y leer. Compartir cuentos, transformarnos nosotros en ejemplo de interés lector, visitar bibliotecas, regalar libros. Lograr, en definitiva, que la lectura forme parte de su vida, convertirla en componente esencial de las dinámicas familiares, igual que puede serlo el deporte, el inglés o la música.
No hace falta, por supuesto, que sepan leer para tener sus primeros cuentos. Y cuando llegue el momento de la lectura autónoma, disfrutemos con ellos del hallazgo que supone descubrir historias maravillosas entre las páginas de los libros.
3. Acompañar el aprendizaje lectoescritor
Hay dos caminos para aprender a leer: ejercitar mecánicamente la habilidad del reconocimiento de cada letra o descubrir la magia de las historias que encierra la escritura.
La lectura habitual de cuentos, tanto en la familia como en la escuela, favorecerá sin duda la segunda opción (que suele anunciar, además, un sólido hábito lector en el futuro). Las letras punteadas sobre las fichas de la escuela pueden parecer indescifrables pero… ¿y si las convertimos en divertidos personajes con sus propias emociones, aventuras y relatos?
Una B pirata que navega encontrando a su paso ballenas, besugos y bacalaos. Una simpática E que come ensalada, espinacas y empanada. O una M, que quiere viajar a Marte con su inseparable mono para conocer a los marcianos.
Libros como Un cuento para cada letra acompañan el aprendizaje de las letras dotándolas de vida, y facilitando ese acceso –mágico acceso– a la lectura.
4. Ideas para grandes lectores
Sepan o no leer, y más allá del casi siempre infalible “leer, leer y leer”, podemos concretar algunas ideas que seguro contribuirán a facilitar la formación de hijos lectores:
• Establecer rutinas:
Hay momentos especiales que invitan cotidianamente a compartir un libro. Un cuento antes de dormir, una historia divertida para jugar cada tarde, libros para dibujar, construir o conversar, entre otras actividades.
Los cuentos de personajes resultan especialmente significativos para acompañar los distintos momentos del día, los aprendizajes o los hitos de su desarrollo (El Pollo Pepe va al colegio; El Pollo Pepe y los números, El Pollo Pepe se va de viaje).
Para jugar, por ejemplo, al escondite no hace falta tener una casa grande; a veces, un cuento puede ser el mejor aliado:
Un rincón con cojines, libros a su alcance, una imagen en la pared; una sábana a modo de cabaña, una vieja tienda de campaña… harán del espacio de lectura un lugar mágico al que desearán acudir una y otra vez.
Los cuentos clásicos abren una puerta a la cultura. Ahora, además de Caperucita Roja o Los tres cerditos, podemos leer con los más pequeños las historias de El Principito adaptadas a su edad en esta cuidada edición de SM.
"Tú no eres para mí todavía más que un niño igual a otros cien mil niños, y no te necesito para nada.
Y yo solo soy para ti un zorro igual a otros cien mil zorros. Pero, si tú me domesticas, nos necesitaremos el uno al otro y tú serás para mí único en el mundo.
Y yo seré para ti único en el mundo."
Disfrutemos de la complicidad de compartir un libro, descubramos ese vínculo único que anuda la lectura en la familia. Hagamos imprescindibles esos quince minutos nocturnos previos al sueño en la confidencia compartida de un cuento y de la conversación que suscita.
La comunicación es, sin duda, una de las bases de la cohesión familiar. Y la lectura, vehículo privilegiado para consolidarla.
Que el espíritu lector inunde tu hogar estas navidades
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